Invierno 2013 / Primavera 2014
Volumen 1, Número 2
•
PDF: ReyPasmado
Ang Kuwento ng Haring Tulala:
Nota del traductor sobre la versión en filipino de
Crónica del rey pasmado de Gonzalo Torrente Ballester
MARLON JAMES SALES
Monash University, Melbourne, Australia
El presente trabajo es una exposición del proceso traductor que empleamos a la hora de versionar en filipino la novela Crónica del rey pasmado del genial cuentista español Gonzalo Torrente Ballester. Comenzó a mediados del año 2012 cuando se organizaba una exposición con el título Los mundos de Gonzalo Torrente Ballester en la sede manileña del Instituto Cervantes. Todo hispanista sabría algo de GTB, máxime porque su nombre era uno de los pocos que con frecuencia se mencionaban en una exclusiva lista de insignes narradores modernos provenientes de la Madre Patria. Pero en el caso de aquel archipiélago del Pacífico, cercano y a la vez distante de la hispanidad, a veces inseguro de su legado hispánico y dudoso de sus múltiples identidades fragmentarias, GTB era—es— casi un total desconocido, incluso entre los que leían y hablaban español. No es de extrañar, ya que la lengua en la que está escrita la novela es un importantísimo impedimento para el lector filipino, que de entrada teme cualquier obra en la cual no figuren las referencias culturales que normalmente sazonan sus libros favoritos. Es justo, pues, que Lifshey (2012) exprese su asombro ante semejante descoyuntamiento cultural, una nación cuya producción literaria está configurada en sus albores en un idioma que no llegó a propagarse en los años posteriores a la colonización.
Es más, me parece a mí que la conciencia literaria hispana en Filipinas se dio por finalizada en los escritos de Rizal. Da igual si después de él vinieron Gurrea, Balmori o Abad, pues la reputación totalizante de la que gozan las novelas rizalinas es tal que la sucesiva producción literaria en español —y en cierto modo, en las demás lenguas de Filipinas— se valora general y obligadamente en comparación con sus obras. De ahí que la tarea de llevar a GTB a Filipinas y al filipino suponía un tajante peligro al traductor, que osaba mediar las diferencias entre dos mundos diferentes y dar a conocer al autor en un público que opera guiado por sus propios tópicos sobre España, y más aún a la memoria del autor, que podía quebrarse bajo el peso de una traducción que traiciona, tal y como la prefiere definir la sabiduría popular italiana. Además, en un pequeño mercado literario como el de Filipinas, en donde compiten entre sí varias obras sobre vampiros y licántropos que se enamoran desesperadamente de mujeres de a pie, mujeres que se enamoran de poderosos sádicos en piel de empresarios, y sendos manuales tipo bricolaje de cómo enamorar y enamorarse, una ficción basada en las inquietudes de un personaje histórico en un país y un tiempo ya lejos del recuerdo colectivo es todo un riesgo. En esto vemos lo que Steiner (1975) explica sobre la fe que el traductor ha de depositar a priori en la obra que desea traducir, una fe que a este traductor le cegó tanto que le hizo creer que a GTB se le podía filipinizar sin privarle de su hispanidad.
EL AUTOR Y SU OBRA
Gonzalo Torrente Ballester nació en 1910 en Ferrol (A Coruña), en la punta noroeste de España. Sus raíces gallegas palpitan en sus novelas en su frecuente mención tanto del mar como de la brujería, elemento destacado de la mitología local. GTB quería irse a zarpar los mares como marino pero se vio incapacitado a causa de su miopía. Decidió entonces dedicarse a la enseñanza, la historia o la literatura. En 1966, le nombraron distinguished professor of Spanish literature en la State University of New York. Su primera y quizás más importante obra maestra, La saga/fuga de J.B., salió en 1972. Volvió a España tres años más tarde y empezó a trabajar como catedrático en Salamanca. El mismo año fue elegido académico de la Real Academia de la Lengua Español y tomó posesión del sillón «E» dos años después. Su fecunda carrera literaria le llevó a recibir los grandes premios de las letras hispanas: el Premio Nacional de Literatura en 1981, el Príncipe de Asturias en el 1982, y el Cervantes en el 1985. Falleció en Salamanca en 1999.
La obra traducida lleva el título Crónica del rey pasmado en su versión original, publicada por primera vez por la Editorial Planeta en 1989. Aunque ficticia, la narrativa nos habla del comienzo del reinado del que fuera rey de España entre 1621 y 1665, Felipe IV, apodado El Rey Planeta, de la dinastía de los Austrias. El nombre del monarca no apareció nunca en el texto pero sí se le reconoce en el entramado social e histórico de la novela. Una de las pistas más explícitas nos dirige a la figura del Valido, un noble de la corte real que tomaba las decisiones políticas más importantes del imperio. En los tiempos de Felipe IV, el cargo lo desempeñó Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares, cuyo apellido aparece en la novela:
Otra pista es la de un clérigo-poeta llamado Luis que intervino brevemente en el texto. Se puede deducir que este personaje era Luis de Góngora, uno de los autores más importantes del Siglo de Oro y el exponente más destacado de la corriente literaria denominada culteranismo. El propio Góngora escribió el poema con el cual finaliza la novela en 1624 bajo el rótulo A un caballero que, estando con una dama, no pudo cumplir sus deseos.El padre Villaescusa había desplegado ante la atención atónita de la madre abadesa todos los argumentos de la razón de Estado y de la conveniencia particular en virtud de los cuales convenía forzar a la Providencia para que la esposa del Valido pariese un hijo, o, al menos, una hija, y adujo, además, que indudablemente el Señor, en Su Divina Sabiduría, le habría inspirado el procedimiento para que la esposa del Valido quedase definitivamente preñada; de lo cual se derivarían grandes bienes para la República y para la familia de los Guzmanes, en su línea segundona, no la de Andalucía, la de aquí, que sin aquella merced de Dios se agotaría en sí misma y las mercedes que el Valido esperaba recibir del Rey pasarían a ramas colaterales con las cuales el primer interesado no se hallaba en buenos términos (IV, 2).
Sin embargo, en lugar de impedir el proceso de la creación, el sexo funciona como una restricción creativa (Wilson & Gerber, 2012). Es decir, la idea del sexo escrita en español y la construcción cultural del mismo en filipino acotan las posibilidades semántico-estilísticas en la traducción de la novela a la lengua meta, forzando al traductor a agotar todos sus recursos de expresión para ampliar el bagaje cultural de un idioma.Eros and language mesh at every point. Intercourse and discourse, copula and copulation, are sub-class of the dominant fact of communication. They arise from the life-need of the ego to reach out and comprehend, in the two vital senses of ‘understanding’ and ‘containment’, another human being. Sex is a profoundly semantic act. Like language, it is subject to the shaping force of social convention, rules of proceeding, and accumulated precedent. To speak and to make love is to enact a distinctive twofold universality: both forms of communication are universals of human physiology as well as of social evolution. It is likely that human sexuality and speech developed in close-knit reciprocity (p. 38).
Portada de la traducción de Crónica del rey pasmado de Gonzalo Torrente Ballester al filipino
Portada • Invierno 2013-Primavera 2014 • Créditos • Criterios de edición • Suscribir • Índice • Archivo • Proyecto Libro • Enlaces
Invierno 2013 / Primavera 2014
Volumen 1, Número 2
•